Junio 2011-Opción A

Analice la estructura morfológica de invariable, e indique mediante qué proceso de formación de palabras se ha formado

En mi ciudad*, en los escaparates de las papelerías, solía quedar me mirando las cubiertas de unos pocos libros que permanecían meses en el mismo lugar invariable, entre cuadernos, pisapapeles, álbumes de comunión, estuches de lápices de colores. En algunos de aquellos escaparates los colores de las portadas se habían ido amortiguando según pasaba el tiempo. En un solo puesto de la feria de Madrid** había tantos libros que uno podía estarse horas enteras mira ndo sin haberlos visto todos. No recuerdo si vi a algún escritor, aunque no creo que hubiera reconocido a ninguno. Los escritores a los que yo leía Julio Verne, Dumas, Gustavo Adolfo Bécquer— llevaban muertos mucho tiempo, de modo que tal vez no acababa de imaginarme que la literatura fuese un oficio que alguien pudiera ejercer en el tiempo presente. Yo a veces me imaginaba escritor, pero menos por vocación que por fantasía caprichosa, igual que me imaginaba astronauta o corresponsal de guerra o náufrago en una isla desierta. Como un niño solo en el edificio entero de una juguetería, me mareé entre los libros, el calor y la gente, mirando precios, contando el poco dinero que llevaba, con mucha cautela, porque me habían advertido que Madrid era una ciudad llena de carteristas. Absurdamente me acabé comprando el Martín Fierro y una historia de la Mafia. Volvía tan tarde a la pensión que mis abuelos ya temían que me hubiera perdido, que me hubiera pasado algo en aquella ciudad que, en el fondo, nos daba tanto miedo.

Antonio Muñoz Molina, “En la feria”, El País, Babelia, 22 de mayo de 2010.


*Úbeda.
** Se refiere a la Feria del Libro.