La psicofisiología de las emociones
Miedo
El miedo es un sentimiento que marca su presencia en situaciones con peligros presentes e inminentes, por esta razón se dice que está relacionado al estímulo que genera esta sensación. Es una de las emociones más desagradables, generando aprensión, sensación de pérdida del control y una gran preocupación. Al notar la aproximación de un daño físico o psíquico que amenaza nuestro bienestar el cuerpo nos manda una señal en forma de miedo. Para entenderlo mejor, cuando sentimos una inseguridad ante nuestra capacidad de soportar cierta situación, es decir, no está bajo nuestro control, se desencadena el miedo, el cual cambia la intensidad de su respuesta según la cantidad de incertidumbre generada sobre los resultados que haya.
Tipos de miedo
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El miedo agudo provocado por desencadenantes físicos y tangibles que desaparece cuando ya no hay presencia de este estímulo. Por ejemplo el miedo a las serpientes o el miedo a un asesino presente en tu casa.
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El miedo crónico, el cual es más complejo y abstracto con respecto a las situaciones desencadenantes. La razón del miedo puede ser tangible o no, por ejemplo el miedo a estar solo. Irónicamente, cuando sentimos miedo, se reduce la eficacia que tenemos para llevar a cabo los procesos cognitivos o de obnubilación, centrándose exclusivamente en el estímulo temido.
Efectos fisiológicos
Los principales efectos que produce el miedo se ven presentes en el SNA, en forma de respuestas puntuales o fásicas, concretamente, en la elevación de la frecuencia cardíaca. También podemos resultar con menos volumen sanguíneo y temperatura periférica que provoca la famosa palidez que vemos cuando decimos que alguien se ha “quedado helado”. Con respecto al Sistema nervioso somático, hay elevaciones en la tensión muscular y una mayor frecuencia respiratorio o sensación de agotamiento.
La obnubilación es un estado en el que la persona pierde totalmente el juicio por así decirlo. Se define por la pérdida temporal del entendimiento y la capacidad de razonar o de darse cuenta e su entorno claramente.
El Sistema Nervioso Autónomo (SNA) es es el conjunto de las estructuras del sistema nervioso que controla y regula los órganos internos como el corazón, el estómago y los intestinos, sin necesidad de realizar un esfuerzo consciente por parte del organismo.